Rodin

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Foto Karem Sánchez Noviembre 2015

sábado, 8 de enero de 2011

Proyectos y Planes

Hace  poco más de un año,  en diciembre de 2009, asistí a la conferencia que Johan Galtung diera en el International Institute of Social  Studies , en la Haya. Varias cosas me atrajeron a este singular evento.  En primer lugar,  la oportunidad de estar tan cerca  y escuchar de cuerpo presente y de viva voz las tesis de un personaje de gran reconocimiento mundial  en el tema  de la búsqueda de la paz y la resolución pacífica de los conflictos a quien yo solo conocía por sus libros. En segundo lugar, el porte del conferencista: un hombre alto, de inmensos ojos azules tan expresivos como las palabras que su boca pronuncia,  dotado de una  energía y entusiasmo desbordante que refuerzan el convencimiento profundo en sus  planteamientos. Un caballero de 80 años   que habla, se mueve e interactúa con su audiencia con el dinamismo  y vitalidad de un joven de 20! La conferencia se titulaba “Comprender la paz, el conflicto y la violencia: ¿necesitamos nuevos enfoques?”

¿Por qué me acuerdo de Johan Galtung y su conferencia un año después y justo en los primeros días de un nuevo año? Con toda seguridad  en aquella ocasión dijo muchas cosas interesantes, pero hoy me acuerdo de una en particular que viene al caso de los comienzos de año cuando se mira la agenda del 2011 aún vacía  y lista para consignar las actividades, citas y compromisos venideros  o para  simplemente… dejarla vacía. Decía el carismático conferencista que una de las claves para superar los conflictos (nacionales, internacionales e inclusive en el nivel personal o de pareja), es tener proyectos comunes, en donde cada participante pueda encontrar su gratificación. Cuándo los proyectos comunes no existen o se acaban surge el espacio para las tensiones, la disputa y el alejamiento. La idea suena interesante y está en plena consonancia con la urgencia de desplegar creatividad a la hora de buscar  formas novedosas para superar los conflictos y encontrar  la paz.

Tanto los Proyectos como los Planes,  esos métodos sistemáticos diseñados para lograr fines  por medio de la organización de un conjunto de tareas y recursos, invitan a desplegar esfuerzos físicos, intelectuales y  espirituales; a canalizar las energías y las potencialidades humanas individuales y colectivas  hacia los objetivos propuestos;  a ir más allá de donde  creemos que podemos ir y  superarnos ampliando la frontera de nuestras propias  posibilidades. Pero además,  implican  esperanza, fe y confianza en el futuro. Así, en el mediano o largo plazo, se obtienen los resultados de esfuerzos pequeños y grandes  dando lugar a la satisfacción y alegría  que resulta de los logros obtenidos los que a su vez generan nuevas energías y confianza para  avanzar revitalizados hacia la siguiente meta.

Vivimos en  tiempos en donde los proyectos individuales pueden fácilmente entrar en crisis y en donde la ausencia de proyectos colectivos es manifiesta,  o lo que puede ser más grave aún, cuando éstos existen es para perseguir  beneficios o satisfacciones en detrimento de valores nobles  o en perjuicio de otros. A esto se  suma una perspectiva desesperanzada de futuro.

Sin embargo, aquí y allá y en variados ámbitos, surgen proyectos y Planes que miran con optimismo hacia el futuro. La idea de objetivo se encuentra en su base. Un ejemplo de la mayor pertinencia es el de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad de los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades; Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; Fomentar una asociación mundial para el desarrollo. (http://www.undp.org/spanish/mdg/). Estos se han integrado a planes gubernamentales alrededor del mundo generando en diversos niveles la idea de proyecto colectivo. Tal vez el problema con estos objetivos es que en el nivel individual, sentimos que  son de otros y para otros, por tanto no convocan al compromiso personal. ¿Cómo incluirlos en su agenda de 2011? No lo sé!

Pero lo que sí creo, es que si queremos llegar a los 80 años, o más, con la vitalidad y el entusiasmo que atestigüé en Johan Galtung y en otros  que como él van por la vida desplegando energía y confianza en el futuro con un sentido de propósito y   de que su paso por esta vida terrenal ha tenido algún significado, debemos encontrar algunas respuestas  a preguntas como las que siguen y actuar en consecuencia ¿Cuál es mi/nuestro proyecto?  ¿Cuál es el Plan en el que quiero/queremos participar y al que quiero dedicar mis energías, entusiasmo y compromiso? ¿Un Plan al que pueda contribuir para lograr la transformación  espiritual, económica y social de un mundo sumido en la desesperanza?

En este momento vienen a mi mente las palabras de ‘Abul´Bahá “No dejéis que vuestra mente viva en el presente, sino que, por el contrario, con los ojos de la fe contemplad el futuro…”

A cada uno la tarea de encontrar sus propias  respuestas. Que este sea el primer punto para  la agenda del 2011!   Para todos,  un muy Feliz Año.

7 comentarios:

Víctor Solano dijo...

Muchas gracias por el mail. Esta es mi forma de agradecer tu mensaje y de admirar el trabajo de socializar con quienes no son sociólogos tus observaciones y análisis. Un gran abrazo desde Colombia y muchos éxitos en tus proyectos y planes.

PDTA: La botella tocó tierra ;)

Unknown dijo...

Querida prima Karem
Te agradesco lo que has escrito. Me pone otra vez más en cuenta la sabiduria de la Casa Universal de Justicía con los planes a los cuales podemos tomar parte y con ese medio desarollarnos, unirnos espiritualmente, superar la tendencia de estranamiento. Tambien pienso en tus palabras que me dijiste: piense que eres una parte del plan, aunque sea pequena y piense en como quieres tomar parte en el plan divino.
Ademas me alluda a practicar mi castellano.
Un abrazo fuerte
Alegria

Roximoxi dijo...

Mi querida Karen: que gusto volver a encontrarte y muchas gracias por estas reflexiones.

Las voy a compartir con mi cuñado que trabaja en NNUU en Bucaramanga.

¿Cómo estas? ¿Dónde estás? ¿En Colombia? ¿En Holanda?

Yo estoy en mi segundo año de trabajao de campo. Ha sido muy duro pero maravilloso pues he visto mi país y el mundo con otros ojos y desde otra ventana. Empecé como bíologa pero ahora me siento más antropóloga y socióloga.

Espero que sigamos en contacto. Hay mucho que ver en tu blog.

Abrazos y que este año venga con mucha comprensión, paciencia, entereza, así como alegría para disfrutar de las cosas pequeñas de la vida y, sabiduría y humildad para cuando nos llegan las grandes.

R

Anónimo dijo...

Mi querida Karem,

Muchas gracias por tan linda reflexión que cae como anillo para el dedo en este inicio de año.

Un fuerte abrazo,
Josué

Rosalía dijo...

Hola Karem: Tienes mucha razón en tus reflexiones para este año. Definitivamente los compromisos deben ser colectivos. Por mi parte, me uno a tu propósito y mañana que ingrese de nuevo a la U. compartiré con mi equipo de trabajo los propósitos de este año; electoral por cierto.
Ya en familia, el 31 montamos algunos objetivos.
Recibe un fuerte abrazo.
Rosalía

Anónimo dijo...

Karem; Por mi parte, cuenta con los planes profesionales y personales partiendo de los objetivos del Milenio. Que sorpresa esta reflexión tuya en momentos donde arranco como nuevo secretario de planeación del Valle del Cauca. Un abrazo, Christian Garcés

Anónimo dijo...

Karem, muy interesante tu reflexión y desde luego cuando se trabaja de manera mancomunada por fines que benefician una colectividad, se recorre el camino que conduce a la armonía, la paz y la prosperidad.
Un abrazo,
Amanda