Rodin

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Foto Karem Sánchez Noviembre 2015

viernes, 24 de diciembre de 2010

Fraternidad

Para G,Z que son, y para C y JA que también son

Los que están cerca. Los que están lejos. Los conciliadores. Los conflictivos.  Los excéntricos. Los normales. Los psicorrigidos. Los flexibles. Los dependientes. Los autónomos. Los brillantes. Los lentos. Los sanos. Los enfermos. Loa aventureros. Los sedentarios. Los osados. Los prudentes. Los que hacen parte de nuestra existencia de una manera armónica, fluida y comprensiva. Los que representan siempre un misterio insoluble porque no los entendemos. Son los hermanos y las hermanas. Aquellos que invocan y dan sentido al valor de la fraternidad.

En los tiempos que corren, para las nuevas generaciones tener  hermanos o hermanas (al menos los de sangre) es cada vez más raro. En ciertos contextos económicos, sociales y culturales, las parejas optan por tener solo un hijo. En otros, como China se trata de una política poblacional para controlar el crecimiento demográfico. Sin embargo, la amplitud de la palabra fraternidad abre puertas por donde muchos hermanos o hermanas  pueden entrar. Depende de cada uno. De acuerdo al diccionario, fraternidad hace referencia a la amistad o afecto entre hermanos  y también entre quienes se tratan como tales. Esta segunda parte de la definición amplia los lazos familiares. Así entonces, hablamos de los  primos-hermanos, que son más hermanos que primos; de amigos como hermanos, y  otras combinaciones de relaciones en donde la hermandad es lo primordial.

El llamado a la fraternidad y la hermandad no ocurre solo entre personas. El lenguaje da testimonio de ello: Países hermanos, pueblos hermanos, naciones hermanas, ciudades hermanas. ¿Qué tan hermanos o hermanas son? Me gustan mucho por su invocación a la fraternidad en el contexto de la actividad musical dos ejemplos para fomentar la hermandad. Me gustan también porque  recuerdan que tan complejas pueden ser las relaciones entre hermanos. El primero de estos ejemplos remonta a 1999 cuando Edward Said y Daniel Barenboim decidieron fundar una orquesta con músicos de Israel, Palestina y otros países árabes, la West-Eastern Divan Orchestra. Diez años después de muchas luchas y desafíos Barenboim dice que además haberse forjado una orquesta de primer nivel, también han logrado   una que demuestra que escuchándose los unos a los otros tanto en lo musical como en otros asuntos se pueden lograr grandes cosas. (http://www.west-eastern-divan.org/). El segundo ejemplo, tal vez en una escala menor pero de enorme significado, fue el reciente concierto  binacional ofrecido en Bogotá, Colombia, por  la orquesta conformada por cerca de 200 músicos colombianos y venezolanos dirigida por Gustavo Dudamel. El director al hablar de este concierto decía: "Adicional al mensaje artístico, está el de la hermandad de nuestros dos países, que toma la cultura como primer vínculo. Es algo histórico".

Tanto en el terreno personal como en el colectivo  queda mucho por hacer en pos de la hermandad y la fraternidad. Cada uno puede hacer su balance personal de las relaciones con sus hermanos y hermanas. Con el resto del mundo también.  Les invito a examinar el informe de UNFPA del estado de la población mundial 2010 titulado Desde conflictos y crisis hacia la renovación: generaciones de cambio[i]. En éste se considera de qué manera los conflictos y las prolongadas emergencias humanitarias afectan a las mujeres y las niñas y a los hombres y los niños varones y muestra cómo numerosas mujeres y jóvenes han superado obstáculos aparentemente inexpugnables y han comenzado a reconstruir sus vidas y a sentar las bases de la paz y la renovación de sus sociedades. ¿Es este un campo de oportunidad para ampliar las relaciones fraternales? Yo creo que sí. Sólo miremos a nuestro alrededor y reflexionemos lo que cada uno podemos hacer. No en un nivel abstracto o teórico sino en una dimensión más concreta y práctica. El Profeta Persa ya lo dijo: Éste es el tiempo para alentar y refrescar al deprimido por medio de las vivificantes brisas de amor y fraternidad, y por las vivientes aguas de amistad y caridad.

Hoy, en la víspera de Navidad en el mundo cristiano, tomemos la oportunidad de renovar y ampliar los sentimientos fraternos.

Que las voces del poeta, el músico y el cantor nos inspiren. Aquí les dejo las palabras de Atahualpa Yupanqui, en la voz del Cigala y Andrés Calamaro.

Un abrazo fraterno para todo aquel que tome unos breves minutos de su existencia para leer estas líneas.



[i] http://www.unfpa.org/swp/2010/web/es/index.shtml

domingo, 12 de diciembre de 2010

Finales y comienzos, comienzos y finales


Para mis queridos CE, el  Lor y toda su familia


Es inevitable. Falta poquito para arrancar la última página del calendario que cuelga de la pared;  para guardar o dejar en algún rincón olvidado, como mudo testigo de los encuentros y las acciones planeadas, unas realizadas otras no, la agenda del año 2010. Para muchos, estos días del final del año implican un cierto desafío. Es como si se removieran todas las cosas: los afectos, las relaciones, los balances personales (los financieros y los demás) y  el ineludible espejo de la verdad, como en La Historia sin fin muestra de frente y sin adornos logros y pérdidas, éxitos y  fracasos, alegrías y tristezas. En cierta manera, si es verdad que todo se remueve. Es el resultado de mirar hacia atrás  y a la vez  imaginar con incertidumbre el futuro; de  elaborar esa actividad a la que a veces  tanto se teme: evaluar y sacar conclusiones.

Nos sé por qué extraña razón estos balances y evaluaciones en el nivel personal cobran especial impulso especialmente gracias al cambio de  calendario. Por cierto, para algunos, los cumpleaños también sirven para motivar  este ejercicio. En el nivel colectivo también se realizan estos balances. Además del calendario, el cambio de gobierno, el cambio de estación, el ciclo de la cosecha… El tiempo y su paso, es el telón de fondo que  nos acompaña en esta tarea. A mí me parece que todo esto es una forma a veces tácita, a veces explícita de pensar en los comienzos y en los finales: los individuales y los colectivos; los de las  relaciones con las personas y  las cosas; los de los planes y de los proyectos. Todo comienza y todo termina y vuelve a comenzar en otro nivel, en otro plano, en otra esfera, en otro ámbito.

Finalizar y comenzar son parte de un mismo movimiento. Ambos pueden ser tan fáciles o difíciles como queramos. Requieren valor, coraje, fortaleza moral, firmeza, persistencia y perseverancia. Es allí donde se encuentra el milagro de la vida. La cuestión es que comienzos y finales están inscritos en cada segundo de nuestra existencia. No solo al final del año! De allí la importancia de hacer el  balance a cada momento. No en vano recibimos de las Escrituras la admonición ¡Oh hijo del ser! Pídete cuentas a ti mismo cada día antes de que seas llamado a rendirlas.

Líderes mundiales, activistas y opinión pública en general por estos días abordan, a la fuerza y de mala gana, o, por las buenas y de buena voluntad,  temas críticos que implican  finales y  comienzos para el planeta. La Cumbre sobre el cambio climático, en Cancún[i]; el día de los Derechos Humanos[ii], el día Internacional contra la Corrupción[iii]      son apenas una pequeña muestra de los grandes procesos que se deben acometer para asegurar el futuro de la humanidad. Está en nuestras manos, individuales y colectivas, finalizar lo que amenaza la integridad del ser humano  y comenzar procesos que conduzcan a la humanidad a un destino prospero y justo. De primera importancia, mantener la convicción y la esperanza de que un futuro mejor es posible. De lo contrario ¿Qué sentido brindar a  la existencia?

Lo individual y lo colectivo van de la mano en esto, así que todos podemos aportar un grano de arena. Sigamos el consejo del Profeta Persa “Que cada amanecer sea mejor que su víspera y cada mañana más rica que su ayer. El mérito del hombre reside en el servicio y la virtud, y no en la pompa de las riquezas y la opulencia.”[iv]

         
Nadie ha dicho que sea fácil. Cada uno, en el fondo de su corazón guarda sus ángeles y demonios que en  permanente  lucha interna  nos acompañan en el camino de enfrentar de manera distinta nuestros comienzos y finales, nuestros finales y comienzos. Hagamos nuestra la invitación entrañable de Mario Benedetti

Vuelve a empezar

Aunque sientas el cansancio         
aunque el triunfo te abandone       
aunque un error te lastime         
aunque un negocio se quiebre       
aunque una traición te hiera       
aunque una relación se apague       
aunque el dolor te queme los ojos   
aunque ignoren tus esfuerzos       
aunque la ingratitud sea la paga   
aunque la incomprensión corte tu risa
aunque todo parezca nada           
vuelve a empezar. 




[i] http://www.un.org/wcm/content/site/climatechange/lang/es/pages/gateway/
[ii] http://www.un.org/depts/dhl/spanish/humanrights/
[iii] http://www.un.org/depts/dhl/spanish/events/anti_corruption/index.html
[iv] http://www.bahai.org/

domingo, 5 de diciembre de 2010

El nombre de las cosas

A pan, pan y al vino, vino! Así reza el refrán popular que invoca, por una parte,   la sinceridad,   y por otra, a  la urgencia de  llamar las cosas por su nombre. Ambas son condiciones indispensables para lograr una buena comunicación y propiciar el tan necesario diálogo. Sin embargo, este refrán que invita a la urgencia de la acción dice muy poco de las dificultades y obstáculos ocultos detrás de la  importante tarea de  ponerle un nombre a las cosas. Tampoco nos dice mucho sobre  la influencia o poder  que el  nombre de la cosa puede ejercer sobre ella.

Un ejemplo relativamente familiar ilustra el caso ¿Recuerdan con cuánto empeño  padres y madres  buscan EL nombre de los hijos e hijas por venir? Las listas son largas, las consultas diversas y finalmente cuando aparece  el adecuado, una magia especial indica a los futuros padres que ESE es el nombre, no otro, el que corresponde  al retoño esperado. Esto, que puede ser apenas  una experiencia más de la vida cotidiana, el  ponerle nombre al bebé, es en realidad parte de  un problema mucho más complejo cuyo tratamiento filosófico  se  remonta a la Antigua Grecia y sigue vigente hasta nuestro días.

Llegué  a este tema por  caminos diferentes. Les contaré.

Jorge Luis Borges inicia su poema El Golem[i] con estos bellos  y evocadores versos que son, en mi opinión,  un tratado de filosofía en miniatura:

Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'
.

¿Quién es el griego al que se refiere Borges y quién Cratilo? Empecemos por Crátilo. Este era un filósofo griego del siglo V A.C.,  alumno de Heráclito de Efeso de quien tal vez nos acordemos porque en las clases de filosofía del colegio nos dijeron que decía “nadie se baña nos veces en las aguas de un mismo río”. Pues bien, Cratilo, como buen alumno de su maestro, fue más allá, y llegó a decir que ni siquiera nos podíamos bañar una sola vez en las aguas del mismo río pues apenas metíamos un pie en el agua, el río ya era no era el mismo. Su idea de que todo estaba en movimiento y cambio permanente  le llevo a la conclusión según la cuál las palabras y las cosas a las que se refieren también están en constante cambio. En consecuencia, la comunicación era imposible. Crátilo renunció a hablar y limitó su comunicación a señalar las cosas con el dedo.
El griego al que se refiere Borges es Platón en referencia a uno de sus diálogos: Cratilo o de la exactitud de los nombres[ii]. En este diálogo, Hermógenes invita a Socrates a mediar en la discusión que el primero sostiene con Cratilo sobre la exactitud de los nombres. Mientras Cratilo asegura que los nombres son “exactos” por naturaleza y por ello  algunos no corresponden a quienes los llevan, Hermógenes sostiene que la exactitud de los nombres es un “pacto”,  consenso” “convención” o “hábito”. En esta obra Platón se plantea así la complejidad intrínseca del problema de  llamar a las cosas por su nombre o al menos de designar las cosas con un nombre.
No vayan ustedes a creer que este asunto es menor y solo cosas de filosofía antigua  para expertos. De una y otra manera estamos confrontados a encontrar como  nombrar o referirnos   a las cosas: cualidades, actitudes,  objetos, situaciones, fenómenos naturales y sociales…. Cuántas veces no nos hemos detenido  buscar las palabras exactas, salvavidas que nos  rescatan de la profunda  laguna del “no sé cómo decirlo”.

La urgencia de buscar el nombre  o la palabra precisa es tanto más frecuente  en cuanto vivimos en una época en donde  lo inédito, la innovación y el cambio están al orden del día.  A título de ejemplo consideremos algunos aspectos en  la evolución del contenido de  la expresión “exclusión social” infelizmente de tan frecuente uso en nuestro contexto.
La revisión de  la literatura indica que fue el francés René Lenoir el primero en usar la expresión en 1974 para referirse a los discapacitados físicos y mentales, a las personas con tendencias suicidas, a los drogadictos, a los delincuentes y a los inadaptados sociales entre otros. Con el paso del tiempo y de la aparición de nuevas situaciones sociales, el término se empleó en Francia para referirse  a los jóvenes que egresaban de las escuelas secundarias y no se podían insertar en el mercado laboral ante la imposibilidad de continuar la educación superior. Frente a  las crisis económicas mundiales posteriormente se empleó la expresión  para referirse a “los olvidados del crecimiento económico”, los nuevos pobres, en el contexto europeo.
El uso de exclusión social, hoy trasladado a contextos geográficos, sociales, políticos y culturales distintos, y  su continua redefinición para dar cuenta de  nuevos  problemas de variadas dimensiones  con los cuales se ven confrontados grupos sociales diversos en función de la raza, la religión, el género, la ubicación geográfica, entre otros,  ha dado lugar al carácter difuso e indefinido de aquello a lo que queremos aludir por exclusión social. Por eso hoy una de las dificultades en este tema tiene que ver con enfrentar múltiples definiciones.
El asunto no es menor. En política simbólica, el poder de asignar un nombre a un problema social tiene vastas implicaciones en las políticas consideradas adecuadas para resolverlo. Y yo me pregunto, todas las políticas, planes  programas y proyectos para aliviar la exclusión social a ¿qué cosa se están refiriendo?
Parece que nos debatimos entre conocer y reconocer las cosas,  ponerles un  nombre para relacionarnos con ellas y poderlas  resolver. De pronto todo se trata  de lo mismo. Platón, Cratilo, Hermógenes y Borges nos asistan. 

 En otro tono el poeta cubano José Angel Buesa (1910-1982) contribuye a esta reflexión:

Poema de las cosas
Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién
y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
que existen ciertamente, pero que no se ven...

Y también es posible que una tarde de hastío
como florece un surco, te renazca un afán
y aprenderás entonces que hay cosas como el río
que se están yendo siempre, pero que no se van...

O al cruzar una calle, tu corazón risueño
recordará una pena que no tuviste ayer
y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...

Por más que tú prefieras ignorar estas cosas
sabrás por qué suspiras oyendo una canción
y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas, sin saber que lo son...

Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
y un soplo de ceniza secará tu jardín
y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin.


Lo pueden escuchar en la voz del poeta aquí:



[i] http://www.los-poetas.com/b/borges1.htm#EL GOLEM
[ii] http://www.philosophia.cl/biblioteca/platon/Cratilo.pdf