Rodin

Rodin
Foto Karem Sánchez Noviembre 2015

domingo, 6 de febrero de 2011

¡Responsables!

Parece una acusación. Por aquellos de los  usos flexibles que hoy se  le dan  a las palabras esta cualidad,  responsabilidad, y su relacionado, ‘ser responsable’,  tienden asociarse de manera directa con la  culpa atribuida a una o a varias personas frente a un hecho criminal. La consecuencia lógica después de la sentencia es el la sanción o pena.
Sin embargo, si atendemos al uso que en otros variados contextos le damos a la expresión, responsabilidad y ser responsables cobran otros sentidos y busca traducirse en acciones. Padres responsables, uso responsable de los recursos, tener muchas responsabilidades, entre otras. Además del carácter individual que se le adscribe al término, asistimos hoy a una extraordinaria proliferación de la expresión en un sentido colectivo: Responsabilidad social, ser socialmente responsables, responsabilidad social corporativa, ser ambientalmente responsables, solo para mencionar algunas.

Tanta responsabilidad,  junta o dispersa, invita a considerar   los significados profundos de la expresión, así como sus matices e implicaciones. Tal vez este ejercicio nos aleje de la trivialización de algo que es muy importante y nos permita, de manera más concreta, entender a qué  se nos convoca en nombre de la responsabilidad.  Pueden existir varios caminos para ello. Hoy quiero contarles el que yo elegí. ¡Consulté los diccionarios!

En efecto, el diccionario de la Real Academia Española[i] incluye las siguientes acepciones para responsabilidad: Cualidad de responsable; deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal; cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado; capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente. Para responsable estas son las acepciones: Obligado a responder de algo o por alguien; dicho de una persona: que pone cuidado y atención en lo que hace o decide; persona que tiene a su cargo la dirección y vigilancia del trabajo en fábricas, establecimientos, oficinas, inmuebles.

No contenta con esto y buscando la perspectiva del contraste y la comparación di otro paso.

Una editora profesional que conozco guarda en su oficina un pequeño tesoro. Bueno, la verdad es que no es pequeño y que pesa bastante: el Oxford English Dictionary[ii]  en su más reciente edición. Viene con una lupa especial para poder leer su contenido el cual, para cada palabra  presenta la etimología u origen,  las diversas acepciones o significados y ejemplos de frases en las que se emplea la palabra en cuestión. Todo un deleite para hacer arqueología de las palabras.

En éste encontré para responsabilidad las siguientes acepciones[iii]: Capacidad de cumplir una obligación o deber, la cualidad de ser confiable o digna de confianza; el hecho de tener que rendir cuentas, rendición de cuentas por algo (con frecuencia en el sentido de “asumir” la responsabilidad o “exigirla”); el hecho de estar a cargo de o los que tienen un deber hacia una persona o cosa; obligación; el hecho de tener el deber de  hacer algo; una tarea o asignación para la cual uno es responsable; la obligación moral de comportarse correctamente hacia o con una persona o cosa; una persona por  la que uno es responsable.

Así  entonces, si bien una de las acepciones tiene que ver con responder ante la comisión de un delito, en los dos idiomas se presenta la coincidencia que llama al ejercicio de una cualidad moral que articula  ser confiable y asumir, en todo lo que ello significa, las consecuencias de nuestros actos, no exclusivamente de los actos criminales.

En esta perspectiva, me pregunto entonces ¿Qué tanta conciencia tenemos de nuestro ejercicio de la responsabilidad? Más aún,  ¿Cuáles son las implicaciones de esta conciencia cuando se interpreta en un sentido colectivo, como en el caso de la responsabilidad social empresarial tan de moda en nuestros días? ¿Cómo asumimos, en lo individual y en lo colectivo, esa particular acepción de  la obligación moral de comportarse correctamente hacia o con una persona o cosa’?

¡De verdad que los diccionarios nos invitan a reflexionar! Habrá que consultarlos con más frecuencia para recuperar el sentido  de tantas palabras trivializadas.

Tal vez este poema de Mario Benedetti da luces adicionales.


La gente que me gusta.

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.
Mario Benedetti






[ii] Se puede consultar la versión electrónica en http://www.oed.com/
[iii] responsibility, n.
Third edition, April 2010; online version November 2010. <http://www.oed.com:80/Entry/163862>; accessed 06 February 2011. An entry for this word was first included in New English Dictionary, 1908.