Para Sonia
Han pasado ya varios meses. La
vida sigue corriendo con sus altas y sus bajas y el mundo sigue dando sus
vueltas. Nosotros en él. No había vuelto a escribir en este blog pues buena
parte de mi energía y tiempo los dedico a la redacción de mi tesis doctoral, uno de los puntos finales de un proyecto que
inicié hace ya cuatro años y del cual he obtenido grandes aprendizajes de toda
naturaleza.
Entre los meses de enero y
septiembre de 2012 he escuchado en dos
contextos diferentes una palabra en inglés que resuena con fuerza en mis oídos:
stamina.
Si bien he escuchado en ocasiones pronunciar la versión castellanizada
de esta palabra como estámina, varios diccionarios
consultados me indican que en este idioma no existe el término. En su lugar:
aguante, resistencia, fortaleza o vigor
para resistir pesos, impulsos, trabajos, son las palabras que mejor evocan en
español la stamina en inglés.
Hoy quiero
referirme a las dos ocasiones en las cuales he escuchado esta expresión que hoy
es objeto de mi reflexión.
La primera. Los
estudiantes doctorales del Instituto en donde me encuentro recibimos con
anticipación la invitación para asistir, el 13 de Abril de 2012, a la defensa pública de la tesis doctoral de
Lucienne Maas. No la conocía de
antemano. Nunca interactué con ella. Sin embargo, las circunstancias especiales en
la programación de este evento llamaron a la solidaridad de todos para
acompañarla en este momento especial. Lucieene se encontraba en la fase
terminal de un cáncer agresivo que le auguraba con certeza pocos meses de vida.
Con la tranquilidad que seguramente brinda el saber la inminencia de la muerte
y lo fútil de esta existencia material,
realizó una brillante defensa doctoral. Imagino que el comité evaluador tuvo
que hacer un esfuerzo especial para abstraerse de las dramáticas circunstancias
que todos presenciábamos sobrecogidos, para interrogarla con el rigor que estos
ritos académicos requieren. Como es costumbre en Holanda, una vez entregado el
diploma y ser llamada por primera vez y con legitimidad doctora Lucienne, su director de tesis, con un
temple de ánimo extraordinario, dijo un discurso en honor de su estudiante en
donde, además de describir el camino académico e intelectual, hizo explícita
referencia a la condición de su enfermedad. Especialmente alabo su stamina.
Casi tres meses después, el 28 de Julio de 2012, recibimos la noticia
de que Lucienne había fallecido.
La segunda. En mi
propio proceso doctoral me guían y dan consejo una profesora y un profesor,
ambos holandeses. En Junio de este año, cuando
el ritual de las vacaciones se imponía a lo largo y ancho de las tierras
europeas en virtud de los cálidos meses del verano, al saber que yo seguiría trabajando de
seguido para avanzar en mi tesis, mi profesor, dándome palabras de aliento
(bastante que se necesitan…) me envió un correo electrónico deseándome ‘mucha
inspiración y stamina’. ¿Qué era
lo que me estaba deseando tan necesario como la inspiración? Desde ese momento
no me deja de rondar la expresión.
En qué consistía
esa cualidad por la cual Lucienne fue reconocida y admirada en su defensa
pública y a la cual mi profesor invocaba como clave para el avance de mi
trabajo. ¿Tienen algo en común estas dos situaciones que admiten el uso de esta
palabra? En el caso de mi compañera creo que lo fundamental fue su aguante y
resistencia ante la adversidad de tan devastadora enfermedad, para terminar una
actividad de tanto valor. Ya no eran importantes las promesas del futuro
académico y profesional que encierra la obtención de estos títulos. Lo
importante era terminar lo comenzado. Terminarlo bien, con decoro e integridad.
Tal vez una de sus acciones más valientes y comprometidas en este plano
material de la existencia.
En mi caso, creo que
el profesor invoca el aguante y la resistencia que debo tener cuando llegan los momentos de cansancio y desfallecimiento, la horrible agonía de la tentación, de ninguna
manera posible, de abandonar la tarea comenzada. Seguir, seguir a pesar de
todo, seguir hasta terminar en lo máximo del esfuerzo, es el único camino.
Sé que más tarde o más temprano terminaré este proyecto. Pero también sé que otros vendrán con requerimientos de aguante y resistencias similares o mayores. Si no fuera así ¿Qué sentido tendría nuestra existencia? Tratar de dar lo más y lo mejor de sí, de ser posible aportando un grano de arena ante los múltiples desafíos de nuestra sociedad. He allí el valor de la stamina.
Y he aquí la voz
del poeta que acompaña en la lucha y en el camino.
No te rindas
Mario
Benedetti
No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo tambien el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,
No te rindas por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada dia es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estas sola,
porque yo te quiero.